El martes 9 de agosto, a las 21.30, Cesar Alberto Hernández Hernández, estudiante del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH), Plantel Sur, fue asesinado por asaltantes cuando salía de su preparatoria pública situada en El Pedregal de San Ángel. Su muerte quedó opacada por la marea de asesinatos que cubre cada día los periódicos de este país. Pero en el contexto de las amenazas a científicos mexicanos por parte del grupo terrorista neoconservador Individualidades tendiendo a lo Salvaje, que ha puesto en evidencia la escasa seguridad de los recintos académicos, el caso de este estudiante ha despertado una enorme solidaridad en diversas instancias de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Las redes sociales han canalizado esta corriente de indignación y han hecho aflorar una extenuante cadena de asaltos e intimidaciones a la salida de varios CCH, preparatorias y campus universitarios. Compartir información sobre la muerte de César Hernández abrió las puertas para la convocatoria de una marcha por la seguridad en todas las escuelas de la UNAM a celebrarse el 2 de septiembre. Informaremos de ello a fondo, pero esta vez queremos dar a conocer el testimonio de una joven que escribió el relato que le hizo una amiga, y testigo presencial de los hechos que llevaron al asesinato de César Hernández en Paseos del Pedregal la noche del 9 de agosto. Sólo dos días después que empezaran las clases en ek nivel medio superior.
Quizás no tenga la misma calidad de la naracción que hizo el poeta Efraín Bartolomé sobre el asalto a su casa por efectivos policiales del estado de México, pero esta muestra de periodismo ciudadano merece ser leída porqué muestra, con toda la rabia y toda la memoria, esta crónica del horror diario que poco a poco se apodera de un país y una ciudad atrapada en los siete círculos del infierno dantesco.
Crónica ciudadana de Katsura Molina