Como todos los años en la Ciudad de México se llevó a cabo la marcha conmemorativa del 2 de Octubre. Aproximadamente a las 4:15pm comenzaron a salir diversos contingentes de la “Plaza de las Tres Culturas” integrados principalmente por estudiantes de la UNAM, UAM, UACM, UPN y congregaciones de amas de casa y padres de familia. En esta ocasión la intensión no era llegar al Zócalo, si no al Ángel de la Independencia para llevar a cabo el tradicional mitin y recitar algunas palabras por parte del Colectivo que integran los “sobrevivientes” del 68. La idea del Gobierno Federal era que los manifestantes no intentarían ingresar a la “Plaza de la Constitución” ya que éste es el actual punto de concentración de víveres para los afectados ocasionados por las lluvias de “Ingrid” y “Manuel”.
Alrededor de las 5:00pm todo “marchaba” bien. Los manifestantes entonaban consignas al unísono. Gritaban. Cantaban. Saltaban. Seguían marchando y seguían cantando. Pero al llegar en contra flujo al eje central, a la altura de Garibaldi, las entradas hacía en Zócalo estaban bardeadas por decenas de granaderos muy bien armados. En Bellas Artes, frente a la “Alameda Central” los contingentes hicieron una pausa a la caminata. Se escuchaban detonaciones a la altura de “Metro Hidalgo” y el pánico empezaba a secuestrar las emociones de los estudiantes. En ése momento llego Alejandro Mancilla, estudiante de la UACM y miembro de Somos el Medio. Venía con los ojos rojos producto del gas pimienta que lanzaban los granaderos. Mientras se enjuagaba el rostro con vinagre Alejandro decía: “Esto está cabrón”… “Se va a poner grueso”…
Los contingentes entraron en pánico y por un momento algunos tomaron la decisión de retirarse. Sin embargo se optó por seguir el plan de acción –llegar al Ángel de la Independencia- Seguimos marchando. Pero las detonaciones no paraban de hacer explosiones en los oídos de los presentes y también, por su puesto, hacían “llorar los ojos”, rápidamente algunos comenzaron a untarse refresco de cola para evitar daños en los ojos y evitar afectaciones posteriores como perdida de la vista.
En punto de las 5:30pm alcance a ver correr al compañero Antonio Ramírez estudiante de Ciencia Política y Administración Urbana de la UACM tocándose la cabeza. Lo intercepté y noté que tenía una herida en la cabeza. Traté de auxiliarlo pero gritando me decía que otro compañero había sido detenido por parte de la fuerza pública. Rápido logramos encontrar a German Bernal, estudiante de la UACM en Creación Literaria que ya había sido soltado. Tratábamos de salir del caos de los manifestantes pero afortunadamente intervino un miembro de “Acampada Revolución” que decía ser paramédico. Se puso unos guantes de látex y reviso las heridas. Comento que era necesario retirarnos para ir rumbo a Servicios Médicos del campamento de la CNTE ubicado en la explanada del monumento a la Revolución.
En el camino al llegar a “La torre del Caballito” el caos era producto de la cotidianidad momentánea. Ya no existía una secuencia de paz en la marcha. Todos corriendo, muchos gritando, y los demás sin entender lo que sucedía. Corrí junto con mis compañeros y después de esquivar a mucha gente al fin llegamos a “Servicios Médicos”. Por un momento sentimos tranquilidad. Los heridos fueron asistidos por paramédicos y no sufrieron persecución policiaca. Pero sí habíamos sido encapsulados en el campamento de la CNTE. Así estuvimos durante casi 2 horas. Permanecimos sin comunicación y con la incertidumbre de no saber si iba a entrar la fuerza pública al campamento de los maestros.
El episodio ocurrido el 2 de Octubre de 2013 no es más que un acto de intimidación hacia todo aquel que juzgue las actividades de los políticos y empresarios que rigen, mandan y reprimen en éste país. Los hechos violentos hacia nuestros compañeros Antonio Ramírez, German Bernal y seguramente otros más que fueron agredidos y detenidos son responsabilidad total del actual Jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera. Un jefe de gobierno que ha sido incapaz de sostener la tranquilidad en la Ciudad de México. Un hombre que no debió ser elegido como servidor público sabiendo que con anterioridad fue jefe de la policía de la Ciudad de México y que ahora explora sus tácticas más oscuras para impedir toda manifestación pacífica.
Alrededor de las 5:00pm todo “marchaba” bien. Los manifestantes entonaban consignas al unísono. Gritaban. Cantaban. Saltaban. Seguían marchando y seguían cantando. Pero al llegar en contra flujo al eje central, a la altura de Garibaldi, las entradas hacía en Zócalo estaban bardeadas por decenas de granaderos muy bien armados. En Bellas Artes, frente a la “Alameda Central” los contingentes hicieron una pausa a la caminata. Se escuchaban detonaciones a la altura de “Metro Hidalgo” y el pánico empezaba a secuestrar las emociones de los estudiantes. En ése momento llego Alejandro Mancilla, estudiante de la UACM y miembro de Somos el Medio. Venía con los ojos rojos producto del gas pimienta que lanzaban los granaderos. Mientras se enjuagaba el rostro con vinagre Alejandro decía: “Esto está cabrón”… “Se va a poner grueso”…
Los contingentes entraron en pánico y por un momento algunos tomaron la decisión de retirarse. Sin embargo se optó por seguir el plan de acción –llegar al Ángel de la Independencia- Seguimos marchando. Pero las detonaciones no paraban de hacer explosiones en los oídos de los presentes y también, por su puesto, hacían “llorar los ojos”, rápidamente algunos comenzaron a untarse refresco de cola para evitar daños en los ojos y evitar afectaciones posteriores como perdida de la vista.
En punto de las 5:30pm alcance a ver correr al compañero Antonio Ramírez estudiante de Ciencia Política y Administración Urbana de la UACM tocándose la cabeza. Lo intercepté y noté que tenía una herida en la cabeza. Traté de auxiliarlo pero gritando me decía que otro compañero había sido detenido por parte de la fuerza pública. Rápido logramos encontrar a German Bernal, estudiante de la UACM en Creación Literaria que ya había sido soltado. Tratábamos de salir del caos de los manifestantes pero afortunadamente intervino un miembro de “Acampada Revolución” que decía ser paramédico. Se puso unos guantes de látex y reviso las heridas. Comento que era necesario retirarnos para ir rumbo a Servicios Médicos del campamento de la CNTE ubicado en la explanada del monumento a la Revolución.
En el camino al llegar a “La torre del Caballito” el caos era producto de la cotidianidad momentánea. Ya no existía una secuencia de paz en la marcha. Todos corriendo, muchos gritando, y los demás sin entender lo que sucedía. Corrí junto con mis compañeros y después de esquivar a mucha gente al fin llegamos a “Servicios Médicos”. Por un momento sentimos tranquilidad. Los heridos fueron asistidos por paramédicos y no sufrieron persecución policiaca. Pero sí habíamos sido encapsulados en el campamento de la CNTE. Así estuvimos durante casi 2 horas. Permanecimos sin comunicación y con la incertidumbre de no saber si iba a entrar la fuerza pública al campamento de los maestros.
El episodio ocurrido el 2 de Octubre de 2013 no es más que un acto de intimidación hacia todo aquel que juzgue las actividades de los políticos y empresarios que rigen, mandan y reprimen en éste país. Los hechos violentos hacia nuestros compañeros Antonio Ramírez, German Bernal y seguramente otros más que fueron agredidos y detenidos son responsabilidad total del actual Jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera. Un jefe de gobierno que ha sido incapaz de sostener la tranquilidad en la Ciudad de México. Un hombre que no debió ser elegido como servidor público sabiendo que con anterioridad fue jefe de la policía de la Ciudad de México y que ahora explora sus tácticas más oscuras para impedir toda manifestación pacífica.
(Antonio Ramirez, alumno de Ciencia Politica de la UACM Foto: Aldo Mancilla)
(German Bernal: alumno de Creación Literaria Foto: Aldo Mancilla)
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